miércoles, 9 de julio de 2008

Ayer tuvimos día de monzón. Llovió durante apenas media hora, pero fue suficiente para que el terreno quedara encharcado y no pudiéramos casi trabajar el resto de la jornada. Así es que he estado ordenando algunos apuntes sobre obra de fábrica en el contexto de la cooperación al desarrollo para dejarlos en el despacho de arquitectura de RDT.

Casi todos estos apuntes son resúmenes de experiencias de cooperación. No es una novedad, en el contexto de la arquitectura para la cooperación al desarrollo, ensayar nuevos materiales para el cerramiento o resolver estructuras de cubierta con sistemas abovedados. Han sido muchas las propuestas realizadas en este sentido desde los primeros trabajos de Hassan Fathy. Tal vez las experiencias recientes más interesantes sean las llevadas a cabo por los arquitectos Fabrizio Carola (podéis conocer su obra en http://www.architetturadipietra.it/wp/?p=524; no dejéis de entrar en la galería de imágenes de cada edificio) o Gernot Minke (http://www.gernotminke.de/minke.html; también debéis visitar su bildergalerie, si estáis interesados). La mayor parte de los apuntes que dejo en RDT son resúmenes de sus trabajos.

Carola y Minke han adoptado soluciones diferentes de las de la obra de fábrica abovedada, como podéis comprobar en sus páginas, cuando lo han creído necesario. Son conscientes de que este tipo de estructura no siempre es la mejor solución, ya que no en todos los casos las condiciones de la zona permiten producir, transportar y poner en obra determinados materiales, o garantizar suficientemente la estabilidad de lo construido con ellos.

Sin embargo, tanto Carola como Minke han utilizado muros de fábrica y cubiertas abovedadas con cierta insistencia. En muchos casos esas cubiertas han sido construidas al aire, sin cimbra alguna. La construcción sin cimbra implica, en el contexto de la arquitectura para la cooperación al desarrollo, un ahorro sustancial de la madera necesaria para el encofrado. Para construir bóvedas sin cimbra ambos arquitectos recurren a la planta circular, con variantes, para levantar sobre ella cúpulas más o menos rebajadas. Constructivamente el sistema es sencillo: cada hilada/anillo de la cúpula, una vez cerrado, es estable, y permite construir con garantías el siguiente sobre él. Por lo general, los sistemas empleados en estas construcciones establecen una distribución no radial de los lechos de apoyo de piezas, de modo que los bloques colocados en las hiladas superiores no deslicen. En muchos casos la clave se sustituye por una entrada de luz central, ocasionalmente complementada por un tramo recto a modo de linterna.

La planta circular facilita este tipo de construcción pero es, en sí, muy limitada, y genera problemas de distribución de espacios. Las bóvedas tabicadas que estamos ensayando (un tipo de construcción abovedada ligera empleado en el mediterráneo occidental desde antiguo, conocida también en España como bóveda o volta catalana; podéis encontrar una descripción del sistema en la referencia que dejé en la primera entrada) son sistemas de construcción sin cimbra, semejantes en ese sentido a lo descrito anteriormente, pero permiten cubrir cualquier tipo de planta, sin tantas limitaciones formales.

Las ventajas del empleo de bóvedas tabicadas en este contexto son evidentes: construcción sin cimbra –y consecuente ahorro de madera para el encofrado– y posibilidad de diseñar todo tipo de plantas. Pero también lo son sus limitaciones: para construir una bóveda tabicada es necesario contar con piezas de fábrica razonablemente ligeras y resistentes, y con buenos conglomerantes, tales que permitan construir al aire; y también disponer de mano de obra cualificada, capaz de comprender el funcionamiento del sistema y dar forma a las bóvedas.

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